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ISMAEL DURÁN INTERPRETANDO PARA CHRISTOPHER REEVE EN CHILE / 30 DE NOVIEMBRE DE 1987 |
La visita de Christopher Reeve a Chile en 1987 / Superman contra Pinochet / “A contar de esta fecha: 30 de octubre de 1987, los siguientes testaferros del marxismo internacional tienen un mes de plazo para hacer abandono del país”. La carta firmada por el Comando 135-Acción Pacificado Trizano tenía como destinatarios un grupo de 78 actores chilenos. No era una simple amenaza. En especial en el Chile dictatorial de Pinochet.
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Página|12
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COMANDO "135" -ÁREA CULTURAL ACCIÓN PACIFICADORA "TRIZANO" |
La hoja contenía una mancha roja y calificaba a los intérpretes como “basura comunista”. También se veía el dibujo del rostro de un hombre amordazado con la mira de un arma apuntando justo entre sus ojos. El nombre del comando hacía referencia a Hernán Trizano, un exmilitar que había encabezado el plan de colonización y exterminio del pueblo mapuche a fines del siglo XIX en la Patagonia trasandina.
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FÁBULA |
► À penser en dessin : FENÊTRE SUR COUR
Pese al temor, se reunieron en el Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte) y decidieron no ceder ante las amenazas. Era fundamental conseguir respaldo internacional. La noticia se difundió con urgencia y varios gremios de artistas de diferentes partes del mundo ofrecieron su respaldo. Pero no eran muchos los que se animaban a viajar a Santiago.
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El novelista y dramaturgo chileno Ariel Dorfman se había exiliado en Estados Unidos luego del golpe de Estado contra Salvador Allende en septiembre de 1973. Estaba radicado en Durham, Carolina del Norte, y escribía para The New York Times. En ese diario, publicó un artículo denunciando las amenazas contra los artistas. Pero sintió que debía hacer algo más. La secretaria del Sidarte, María Elena Duvauchelle, le había contado que planeaban realizar una manifestación pública para el 30 de noviembre y que necesitaban sumar respaldo de figuras de relevancia global.
En sus ensayos de los años setenta, Dorfman había denunciado a los superhéroes por su carácter maniqueo, desmovilizador, poco democrático. Pero cuando le pidieron que consiguiera una estrella de Hollywood que viajase a Chile, no dudó en recurrir justamente a Superman, como contó en este diario en 2004. No era fácil contactarlo, pero Lois Laine o, para ser más precisos, Margot Kidder, la actriz que la había interpretado en el cine, hizo de puente con el Hombre de Acero.
Christopher Reeve llamó a Dorfman y le hizo dos preguntas concretas. La primera: si su vida corría peligro en caso de viajar a Chile. La segunda: de qué modo su visita podría ayudar a los artistas chilenos. El autor de Para leer al Pato Donald reconoció que no podía garantizar su seguridad. También le dijo que si iba, podía salvarles la vida a los artistas amenazados. Tres o cuatro segundos pasaron hasta que el actor confirmó el viaje.
Graduado de la Universidad de Cornell y con estudios en la prestigiosa Juilliard School, Reeve había actuado en obras de Broadway, pero era casi un desconocido por el gran público hasta su protagónico en Superman en 1978, que fue un boom en las boleterías de todo el mundo. Luego vinieron las secuelas en 1980, 1983 y 1987.
A fines de noviembre de ese año, Reeve llegó a Santiago con solo un equipaje de mano y la compañía de Angélica Malinarich, la esposa de Dorfman. La seguridad personal estaba a cargo de un grupo reducido de actores chilenos. Entre ellos, Jaime Celedón, en cuya casa se hospedó. Uno de los hijos del artista, Matías, tenía sólo seis años. Para él, Superman era más que un personaje cinematográfico. Lo dibujaba por todos lados, copiaba su disfraz, se ponía gel para hacerse el rulito sobre la frente. Y, de golpe, el Hombre de Acero estaba en su hogar. Orgulloso, lo contó en la escuela. Y decenas de niños se acercaron hasta su casa para ver a Reeve.
Pese a que las autoridades de la dictadura los hostigaban y habían prohibido el acto, Reeve se presentó ante sus colegas en el Gimnasio Nataniel el 30 de noviembre de 1987, precisamente el día en que se cumplía el ultimátum del Comando 135. "Estoy aquí de actor a actor, de trabajador a trabajador, de amigo a amigo", declaró en el escenario, con Malinarich como traductora.
En una entrevista con la Televisión Chilena concedida en los noventa, Reeve recordó su visita: “Era un tiempo muy peligroso porque Pinochet era un dictador que todavía estaba en el poder. Existía una amenaza de que iban a ejecutar a 77 actores de teatro en Santiago antes del 30 de noviembre. Era realmente inaceptable. Vinimos a mostrar nuestro apoyo y nuestra solidaridad”. También saltó a su memoria la tapa de un diario con una foto suya caracterizado como el superhéroe sujetando a Pinochet por el cuello. Y pedía que se llevase al dictador al espacio exterior. Los artistas amenazados reconocieron que su visita les ayudó a "echar la mochila del miedo para atrás".
Reeve también participó en la campaña del No para el plebiscito de 1988. "Recuerde que el voto es secreto y el futuro del país está en sus manos", decía en un spot televisivo. En 1995, Reeve cayó de un caballo y quedó tetrapléjico. Se convirtió en una figura del activismo por los derechos de las personas con discapacidad.
Los chilenos no olvidaron su gesto. En enero de 2004, lo condecoraron con la Orden Bernardo O'Higgins por su apoyo en la recuperación de la democracia y la lucha por los derechos humanos. Reeve falleció nueve meses después. En un giro irónico, Pinochet murió el 10 de diciembre de 2006, justo el Día Mundial de los Derechos Humanos.
Ahora una nueva versión de Superman llega a las salas. Es una oportunidad para recordar a aquel actor que, ante el llamado de sus colegas, no dudó en volar hacia Chile para sumarse a la resistencia contra una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX.
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