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RECORTE DE PRENSA
DE « EL MERCURIO »
DEL 6 DE JUNIO DE 2023
El consumidor de medios del país se ha acostumbrado con el tiempo a un periodismo de filtraciones y operaciones interesadas, que benefician a determinados sectores políticos, de la misma manera que perjudican a otros con influencias más acotadas. En esa red de poder e influencia, el poder judicial y los jueces juegan un rol importante. [OJO DEL MEDIO 👁]
Marcos Ortiz F., director de Ojo del Medio
Ser la voz del máximo tribunal del Estado es una gran responsabilidad y un gran honor. Por supuesto, no es fácil, porque deben combinarse prudencia (en muchas materias no corresponde pronunciarnos) y carácter (en las que sí)”.
Apenas 48 horas antes, el domingo 4, la misma ministra daba una extensa entrevista a La Tercera Domingo “como presidenta (S) de la sala que ve asuntos constitucionales”, según aseguraba la nota, y no como vocera del máximo tribunal. En ella, Vivanco lanzaba un salvavidas de oro a las isapres, asegurando que “los excedentes que las isapres tienen que devolver son a quienes demandaron” y, por lo tanto, dando a entender que la cuenta pendiente de las aseguradoras privadas de salud era considerablemente más pequeña de lo originalmente estimado.
Como consignó El Mostrador, las declaraciones se convirtieron en una “bomba de racimo” al interior del Poder Judicial y, por cierto, del mundo político y empresarial. Hasta el presidente Boric salió a comentar el tema esa misma noche de domingo, señalando en una entrevista a Chilevisión que “es importante que los jueces hablen a través de los fallos y no de entrevistas”.
Vivanco, como nos enteraríamos el martes a través de un reportaje de Interferencia, había defendido hace una década “a brazo partido” a las aseguradoras privadas.
Comprensiblemente, las repercusiones fueron inmediatas. La edición digital del lunes del diario de los Saieh tituló su portada con la aclaración que pediría el Gobierno “tras el ‘nuevo criterio’ de Vivanco”. Un día más tarde, el mismo diario llevaría como título principal: “Tres isapres piden aclaración de fallo en medio de revuelo en la Corte Suprema”. El miércoles por la mañana, ya alejada de sus funciones como vocera, Vivanco señaló a los medios: “no me arrepiento absolutamente de nada, porque soy una persona que siempre ha vivido de cara al país, nunca escondida. Jamás me retracto de aquello que yo he dicho con convicción. No me retracto de nada, sigo manteniendo las mismas opiniones”.
Vivanco, como nos enteraríamos el martes a través de un reportaje de Interferencia, había defendido hace una década “a brazo partido” a las aseguradoras privadas. Lo había hecho entonces en su calidad de docente –se desempeñaba como Vicerrectora Académica de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás– firmando una columna publicada nada menos que en las páginas de opinión de El Mercurio. Dicho de otro modo, cualquier que hubiera pasado cinco minutos buscando en Google habría logrado dar con esa columna en la que Vivanco argumentaba que las decenas de miles de recursos de protección contra las alzas injustificadas de las isapres ponían en riesgo sus subsistencia.
Si lo ocurrido en los últimos días fuera parte de una serie de policial de Netflix, un espectador incauto podría pensar que se trata de una licencia creativa que se tomó el equipo de guionistas. Pero no lo es. Son los hechos ocurridos en pocos días y que en esta misma tribuna describimos hace apenas tres semanas como un “juego de máscaras”, cuando un exsuperintendente se paseaba por los medios defendiendo a las aseguradoras y presentándose como “académico y experto” cuando en realidad era director de una isapre.
¿Es que acaso ningún otro medio se percató antes de las opiniones de Vivanco? Los centros de documentación de la prensa tradicional permiten que cualquier periodista esté a un clic de distancia de todo lo publicado en las últimas décadas. El caso se vuelve particularmente relevante si se considera la cantidad de millones de dólares involucrados en la disputa de las isapres. ¿Hasta qué punto terminarán pesando las declaraciones de la hasta entonces vocera de la Corte Suprema en un caso que podría terminar derribando un sistema completo?
El consumidor de medios del país se ha acostumbrado con el tiempo a un periodismo de filtraciones interesadas, que benefician a determinados sectores políticos –normalmente los que tienen más redes de protección– de la misma manera que perjudican a otros.
El Poder Judicial chileno tiene un largo historial de operaciones que normalmente encuentran en un puñado de medios tradicionales los aliados ideales para la propagación de determinados mensajes, declaraciones o secretos de sumario. En otras palabras, filtraciones maleteras y funcionales para apenas unos pocos. Lo que hace particular este caso, sin embargo, es que se trató de una entrevista dada con nombre y apellido en la edición dominical de uno de los medios más influyentes del país, pero la relación incestuosa entre justicia y periodismo está lejos de haber comenzado el pasado fin de semana.
El consumidor de medios del país se ha acostumbrado con el tiempo a un periodismo de filtraciones u operaciones interesadas, que benefician a determinados sectores políticos –normalmente los que tienen más redes de protección– de la misma manera que perjudican a otros con influencias más acotadas. De eso se trata precisamente el periodismo, podría argumentarse de vuelta, aunque en el caso del sistema de medios chilenos, tal como en la novela de Orwell, “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
La prudencia y el carácter, conceptos que Vivanco mencionó en el suplemento femenino de El Mercurio, son virtudes que rara vez tienen cabida en los círculos de poder en los que tantos intereses se entrecruzan. Lo ocurrido en este caso es buen ejemplo de aquello.
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