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Con un pie en la calle y otro en La Moneda: Partido Comunista retoma la “doctrina Teillier” / La llamada “Marcha de los bastones”, que parecía algo casual la tarde del 19 de julio, era una cuidadosa puesta en escena, coordinada por la bancada comunista, y cuyo objetivo era visibilizar la realidad de los movimientos sociales de la tercera edad en el marco del debate de la reforma de pensiones. Sin embargo, la movilización marcaba también algo mucho más de fondo: la decisión, tomada después del desastre electoral del 7 de mayo, de volver a las calles a marcar presencia y disputarle lo avanzado a la derecha.
Por Carlos Saldivia
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EL SECRETARIO GENERAL DEL PCCH LAUTARO CARMONA FOTO EL SIGLO |
El pasado 19 de julio, en primera fila y sosteniendo un lienzo, entre dos ancianas con bastón, la diputada comunista Karol Cariola –junto a una decena de diputados, como Boris Barrera, Daniela Serrano y Marisela Santibáñez (también del PCCh), además de otros de Acción Humanista y del FRVS– escoltó hasta La Moneda a unos 500 representantes de siete asociaciones de adultos mayores, pensionados y trabajadores, que les entregaron una carta a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PCCh), y al titular de la Secretaría General de la Presidencia, el ministro Álvaro Elizalde (PS).
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La llamada “Marcha de los bastones” no es nueva y, de hecho, parecía algo casual. Sin embargo, fue una cuidadosa puesta en escena, coordinada por la bancada comunista con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats) y la Asociación Chilena de Pensionados y Montepiadas.
El objetivo declarado de la manifestación era visibilizar (avanzando entre la Plaza de Armas y La Moneda) la realidad de los movimientos sociales de la tercera edad, mientras la reforma de pensiones se encuentra estancada en el Congreso por diferencias entre el Ejecutivo y la oposición. Sin embargo, en ella subyacía un propósito de mucho más fondo: iniciar un fortalecimiento de los movimientos sociales por parte del PC, que consideran se encuentran bajo un “reflujo”.
“La diputada Karol Cariola lideró esta iniciativa, y decidimos sumarnos en Acción Humanista a la ‘Marcha de los bastones’ por el freno que ha puesto la derecha en la discusión de la reforma de pensiones. Tuvimos la acogida de la ministra Jara y del ministro Elizalde con varios parlamentarios. En la gente vemos el nivel de urgencia que esto tiene”, comentó la diputada Ana María Gazmuri (AH) a El Mostrador.
Aquella movilización, explican desde la comisión política del PCCh, se enmarca dentro de una estrategia política, la cual apunta a fortalecer los movimientos sociales –o “el sujeto social”, según la nomenclatura partidista– para que “desde la calle la ciudadanía presione al Congreso para acelerar los avances programáticos”. En efecto, en las próximas semanas se repetirá la presencia del Partido Comunista en la calle, marchando junto a organizaciones sociales y/o sindicales.
La razón de ello es que diversos cuadros importantes de su comité central consideran que los movimientos sociales están debilitados y decepcionados de la izquierda, ante lo cual –afirman– manifestaron su descontento hacia el oficialismo votando por “la derecha ultraconservadora”, frente a lo que consideran promesas no cumplidas y una crisis tanto económica como de seguridad.
La diputada PCCh Daniela Serrano señala a El Mostrador que “es evidente que en la actualidad existe un reflujo (debilitamiento) en el desarrollo de los movimientos sociales. Sin embargo, esto no se puede entender como algo que sucede como un hecho aislado o como fenómeno atribuible a un partido político particular”. Según indica, “para el PCCh es fundamental reconstruir y fortalecer a los movimientos sociales, como prioridad aquellos de origen popular, donde la confrontación de ideas y lo que han avanzado sectores conservadores electoralmente es, por lo bajo, algo preocupante”.
Al respecto, agrega que “para enfrentar todo el proceso de transformación social no basta el obtener una importante presencia institucional. En ese sentido la movilización de masas es fundamental, siendo por tanto una centralidad de nuestra política el robustecer nuestra presencia en los sectores más populares”.
La doctrina Teillier
La estrategia no es nueva. La estrenó en 2015, con buenos resultados, el líder histórico de la tienda, Guillermo Teillier. “Nosotros estamos en el Gobierno y en la movilización social también. Tenemos un pie en la calle y otro en La Moneda“, afirmó ese año, parafraseando al entonces presidente de la DC, Ignacio Walker, que les recriminaba a sus socios de la Nueva Mayoría estar en el Gobierno y, paralelamente, en manifestaciones con el movimiento social.
Sin embargo, la decisión de volver a bajar a las veredas y tomar los carteles tuvo, en esta oportunidad, un detonante puntual: la aplastante derrota de la izquierda, el 7 de mayo, en los comicios para elegir a los miembros del Consejo Constitucional, donde, si bien el PCCh aumentó su votación histórica en un 2%, apenas tres de sus candidatos resultaron elegidos.
De se modo, en el pleno del comité central del Partido Comunista, realizado el 28 de mayo de este año, se discutieron temas como el debilitamiento del “sujeto social”, el avance de “las derechas” y la política de alianzas electorales. Además, indica una fuente que conoce de cerca la interna de la colectividad, se “analizó la derrota en los comicios y las metas de la derecha ultraconservadora en el electorado”.
En esa cita, el actual secretario general del PCCh, Lautaro Carmona, afirmó que “debemos tener abiertas las puertas para que sea el movimiento social, como tantas veces en nuestra historia, el que obtenga los avances sociales que buscamos, ya sea por la vía del derecho como por la vía de los hechos”, aseverando también que “es posible advertir que, sin movilizaciones sociales, Republicanos, y la derecha en general, no tendrán freno a la hora de escribir la nueva Constitución”.
Un sector mayoritario de la colectividad considera que, en la coyuntura actual, el movimiento social es un actor clave de las demandas programáticas y, en tal sentido, en el PC explican que lo necesitan para “incidir con fuerza” en una dinámica que permita “expresar las demandas e intereses de la gente”.
Por supuesto, se trata de una lectura con matices. La diputada comunista Carolina Tello señala a este medio que “hablar de algún alejamiento del Partido Comunista de movimientos sociales es un análisis equivocado. Nuestro partido tiene dentro de sus pilares más relevantes el trabajo permanente con organizaciones sociales, territoriales, sectoriales, ambientalistas, de mujeres, de derechos humanos, organizaciones sociales. Entendemos que la forma de hacer política es desde nuestros territorios y no solo desde la discusión política. Nuestro trabajo permanente no se aleja de esa visión sobre el movimiento social, es parte de nuestro ADN político, y es levantar desde la génesis social y comunitaria las demandas de nuestras vecinas y vecinos”, sostiene.
Sin embargo, dirigentes históricos del PCCh afirman que el “sujeto social” yace desmejorado y descontento, por lo que con urgencia se le debe fortalecer y motivar en los territorios, para “devolver la lucha a la escena de los movimientos sociales”.
“Hay una urgente necesidad de construir una correlación de fuerzas que nos permita parar a la derecha y que permita seguir con el proceso de transformaciones en curso (…). El sujeto social que necesitamos fortalecer en un corto tiempo es fundamental para esta correlación. Sabemos que esto no será fácil, porque ese sujeto social está extremadamente debilitado”, explica una fuente de la comisión política.
El secretario general del PCCh, Lautaro Carmona, entrega a El Mostrador su análisis sobre las causas del debilitamiento del movimiento social. Para el exdiputado por Atacama, la expresión del mundo social organizado ha sido una corriente de opinión histórica y un factor democrático: “Está demostrado que el debate institucional que se da en los poderes del Estado, en el Poder Legislativo y en el Ejecutivo, en los gobiernos regionales o municipios, no cubre totalmente el espacio que están representando, que es el mundo popular organizado. Y el mundo popular, que se organiza, tiene el legítimo derecho de articular acuerdos y decir ‘mira, vamos a llevar una carta y nos vamos marchando desde aquí y la entregamos'”. Y puntualiza: “Esto no implica un desafío a la estabilidad, porque la estabilidad pasa por otras razones. Esto es darle valor al legítimo derecho, adquirido históricamente en el mundo, no solo en Chile, que tiene el movimiento social y sindical de hacer saber su opinión sobre los temas que le afectan, como sus expectativas o no alcanzar a llegar a fin de mes con su sueldo, su nivel de endeudamiento, sus bajas pensiones, su inseguridad, etcétera”.
Según explica el máximo dirigente –quien es uno de los principales negociadores electorales de la colectividad–, al “sujeto social” le hace falta expresarse más, porque “se especula mucho de lo que este desea en las élites” y se quiere reemplazar su opinión por encuestas que se aplican en un universo muy limitado.
“Las organizaciones sociales deben expresarse. Nosotros no tenemos una autoevaluación fácil. Sabemos que, los que tenemos por política una propuesta de sociedad con un centro puesto en los trabajadores y las trabajadoras, estamos al debe, por la crisis que cruza Chile y que se aloja en los poderes del Estado, donde hace falta que la palabra del mundo popular, la voz del que vive de esas políticas públicas, exprese su palabra organizada. Esa es la preocupación que tenemos. En tanto haya un déficit, la relación capital-trabajo será muy desequilibrada y las posibilidades que tiene el capital de imponer sus políticas son muy elevadas”, sostiene el secretario general del Partido Comunista.
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