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Tras la aplicación de la ley que fue aprobada por el Poder Legislativo durante el verano y que, entre otros objetivos, buscaba terminar con los afiliados que al no refichar en sus colectividades quedaron suspendidos de sus derechos de militantes, la mayoría de los partidos políticos sufrieron una importante merma en sus padrones. Aquí, un zoom a la reconfiguración de fuerzas y sus efectos.
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Un golpe de realidad recibieron los partidos políticos el 26 de febrero. Ese día, el Servicio Electoral (Servel) les hizo llegar una circular en la que les comunicaba la entrada en vigencia de una nueva norma aprobada por el Congreso, la que estableció una serie de modificaciones a la Ley para el Fortalecimiento de la Democracia. La enmienda clave: otorgar un plazo de 30 días al organismo para eliminar de una vez por todas los denominados “militantes zombies”.
Se trata de los afiliados a los partidos políticos que en 2017 quedaron en un “limbo” tras el proceso de “refichaje”. No se reinscribieron a sus colectividades, pero tampoco renunciaron a ellas: quedaron suspendidos de sus derechos de militantes sin recuperar su calidad de independientes.
“Sin perjuicio de lo anterior, quienes se mantengan suspendidos en sus derechos de afiliado a un determinado partido, por no haberse reinscrito en aquel que correspondiere durante el plazo indicado en el inciso primero, serán eliminados del Registro de Afiliados y se considerarán como independientes para todos los efectos legales”, dice la normativa que fue publicada en el Diario Oficial el pasado 16 de febrero.
Así, y antes de que se cumpliera el plazo, el Servel depuró los padrones de afiliados a los partidos políticos, evidenciando el peso real de cada una de las colectividades y las fuerzas que, en mayor medida, habían visto abultados por años su número de militantes. Un factor no menor, según reconocen analistas, en medio de las negociaciones y primarias presidenciales y parlamentarias que marcarán los próximos meses.
“Los afiliados a partidos políticos bajan considerablemente debido a que se aplicó la Ley N°21.311, de 16 de febrero de 2021, que ordenó a Servel la eliminación de todos los afiliados que se encontraban suspendidos en sus derechos de afiliados por no haberse reinserto de conformidad a la ley. Esta ley era parte de las propuestas de modificaciones a la normativa que Servel propuso desde 2019”, explica Roberto Salim-Hanna Sepúlveda, subdirector de partidos políticos del Servicio Electoral.
Según información proporcionada por el organismo a La Tercera PM, el partido que perdió más militantes tras la aplicación de la norma es el Partido Socialista. La colectividad liderada por Álvaro Elizalde figuraba hasta antes de que se depurara su padrón con un total de 118.370 afiliados. Actualizada esa cifra, al 28 de febrero, la tienda de París 873 registra solo 43.895 militantes, es decir, 74.475 adherentes menos. Una merma similar sufrió el PPD. En la tienda liderada por Heraldo Muñoz sus números se redujeron en cerca de 73 mil personas, dejando a la colectividad con 32.898 militantes en total, lejos de los 106.370 con los que figuraban en enero.
En el ranking siguen la Democracia Cristiana con una merma de 69.103 adscritos. La colectividad pasó de tener 103.340 militantes a solo 32.237, mientras que la UDI bajó de 96.835 miembros a 41.301.
Las bajas de esos partidos terminaron por dejar al Partido Comunista como la colectividad con mayor número de afiliados de todo el país. Si bien la tienda encabezada por Guillermo Teillier tuvo una disminución de 35.500 militantes, quedó con el mayor número de inscritos en un partido: 47.299 afiliados en total (ver infografía)
Según las cifras, en este periodo la cantidad total de afiliados en el país se redujo de 874.737 a 542.380, es decir, 332.357 personas dejaron de aparecer inscritas en las distintas colectividades, que fuera del proceso de depuración han sufrido renuncias ordinarias y también adhesiones. En total, en este proceso el Servel retiró del padrón a 334.795 militantes zombies.
Los partidos que se adelantaron
El efecto de la normativa, en todo caso, no se vio reflejado en todas las tiendas. De hecho, algunas aparecen con un saldo de militantes a favor, dado que en el periodo entre enero y febrero tuvieron fichajes y no renuncias. Esto se da en algunos casos porque varias de esas tiendas se adelantaron al proceso.
En el caso del Partido Radical, el 11 de noviembre de 2019 solicitaron la desafiliación de 66.382 personas que se encontraban en calidad de “suspendidos”. Con eso y posteriores renuncias, la colectividad hoy registra un total de 29.293 afiliados.
En la misma situación se encuentra Renovación Nacional, colectividad que desafilió antes de que se aplicara la norma a sus “militantes zombies”. El partido hoy cuenta con un total de 42.135. Según explican desde el Servicio Electoral, otras de las tiendas que se adelantaron fueron el Partido Humanista, Igualdad y, en menor medida, el Partido Progresista.
¿Qué efectos políticos tienen las bajas?
Una muestra de la desafección a los partidos políticos, pero también un antecedente para proyectar las futuras negociaciones parlamentarias y presidenciales. Esas son algunas de las conclusiones que se pueden desprender de la importante merma de militantes que afecta a los partidos legalmente constituidos.
“Esto es algo totalmente esperable, teniendo en consideración la desafección, la baja de la confianza en las instituciones y también por las dificultades de los partidos tradicionales para entender las necesidades de la gente y de su propio malestar”, sostiene Guillermo Pérez, investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), quien advierte que “no es para nada una buena noticia, superar la crisis actual requiere partidos políticos fuertes, legitimados, y hoy lamentablemente está la noción de que es posible prescindir de los partidos. Eso es una total utopía y por eso es tan urgente que la clase política abandone su ceguera y se ponga a armar proyectos políticos más completos”.
En ese sentido, y de acuerdo a los números, el académico plantea que “hoy los partidos más disruptivos, más extremos parecieran ser los que están consiguiendo más legitimidad, porque también calzan con los discursos que se han ido imponiendo en el último tiempo. Que al PC le vaya bien o que se vea más grande es porque los extremos ya no tienen la mala prensa que tenían antes. El PC ha sido bien hábil en desmarcarse de la institucionalidad (...). Todos estos discursos encendidos en contra de la élite calzan un poco con la rabia y el malestar actual”.
Misma mirada tiene el académico de la Universidad de Talca Mauricio Morales, quien asegura que “no sorprende que los más fuertes estén en los extremos, sitio en que se ubican los militantes más intensos ideológicamente. Ahí sobresalen el PC y la UDI, además del PS y RN. Las caídas más fuertes, y que coinciden con su desplome electoral, son los casos de la DC y del PPD. Mientras tanto, los partidos más jóvenes han sido incapaces de nutrirse de la desafección con los partidos tradicionales, cuestión que corre, por ejemplo, para RD y Evópoli”.
En relación al efecto que esto podría tener en los procesos electorales, Morales agrega que “si es que hay primarias y en esas primarias vota poca gente, los militantes tendrán un rol clave en la movilización electoral. A menor participación, mayor incidencia de la militancia. Esta caída en el volumen de militantes, no obstante, motiva a los candidatos presidenciales a evitar sus apariciones bajo el logo de sus partidos. Comprensiblemente, los candidatos toman esta decisión porque ven sus arcas de militancia vacías. En consecuencia, necesitan ganar no con sus partidos, sino que ‘a pesar’ de sus partidos”.
Para el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, “los datos muestran un fenómeno que observamos desde mediados de los 90: los ciudadanos están muchos menos dispuestos a asumir los compromisos y obligaciones relacionados con la afiliación a los partidos. Los datos confirman una tendencia nítida de desafección con los partidos. La afiliación a los partidos es marcadamente más baja que hace 20 años y además otros datos sugieren que los miembros que permanecen en los partidos tienden a ser menos activos y militantes”.
“Hay varias explicaciones del declive de las colectividades. Una de esta muestra que los partidos han priorizado su rol como instrumentos de gobierno en perjuicio de función de representación, es decir, se han gubernamentalizado. Lo que muestran los datos del Servel es el distanciamiento de los ciudadanos de ese rol de los partidos. Transparentar el número de militantes en una señal de estado de descomposición de estas organizaciones. Da cuenta del cambio en los esquemas de representación que se expresa en el tránsito de la ‘democracia de los partidos’ a la ‘democracia del público’ o de ‘la audiencia’”, agrega.