Catégorie

vendredi 6 janvier 2023

« YO ACUSO »: A 75 AÑOS DEL DISCURSO QUE NERUDA DIO EN EL SENADO

[ PINCHAR LA IMAGEN PARA AMPLIAR ]  

FLYER PCCh
« Yo acuso » : a 75 años del discurso que Neruda dio en el Senado, a semanas de su desafuero y persecución por parte de González Videla / En 1947  en su calidad de senador de la República, Pablo Neruda denunció en un diario venezolano la persecución política que sufría su partido: el PC, por parte del presidente radical Gabriel González Videla. Acusado por injurias y calumnias en contra del mandatario, defendió sus acusaciones con un discurso que pasó a la historia como « Yo acuso ».
GONZALEZ VIDELA Y LOS
COMUNISTAS JULIO 1949
el 27 de octubre de 1947, el diario venezolano El Nacional publicó "Carta íntima para millones de hombres", de autoría del entonces senador de la República Ricardo Reyes Basoalto (Pablo Neruda). En ella, el parlamentario comunista denuncia al gobierno de Gabriel González Videla (radical) sus medidas represivas, demagógicas y antipopulares de persecución en contra del Partido Comunista. 

González, que llegó al poder con apoyo de los comunistas, inició en diciembre del mismo año un proceso de desafuero en contra de Neruda, por 'denigrar a Chile en el exterior' y por 'calumnias e injurias' pronunciadas en contra del Presidente.

El 6 de enero de 1948 el Senado sesionó de manera especial con la finalidad de escuchar a Neruda.

Esto fue lo que dijo quien luego sería Premio Nobel de Literatura:

Vuelvo a ocupar la atención del Senado, en los dramáticos momentos que vive nuestro país, para ocuparme del documento enviado por mí a diversas personalidades americanas en defensa del prestigio de Chile y que hace una rápida historia de nuestro sombrío panorama político.

El Presidente de la República ha dado un paso más en la desenfrenada persecución política que lo hará notable en la triste historia de este tiempo, iniciando una acción ante los Tribunales de Justicia, pidiendo mi desafuero para que, desde este recinto, se deje de escuchar mi crítica a las medidas de represión que formarán el único recuerdo de su paso por la historia de Chile.

Al hablar ante el Honorable Senado en este día, me siento acompañado por un recuerdo de magnitud extraordinaria.

En efecto, en un 6 de enero como éste, el 6 de enero de 1941, un titán de las luchas de la libertad, un Presidente gigantesco, Franklin Delano Roosevelt, dio al mundo el mensaje en que estableció las cuatro libertades, fundamentos del futuro por el cual se luchaba y se desangraba el mundo.

"¿Qué hará el Gobierno que ve agitarse bajo su mano la sociedad mal administrada? Inhábil para gobernarla, intentará castigarla. El Gobierno no ha sabido realizar sus funciones, emplear sus fuerzas. Entonces, pedirá que otros poderes cumplan una tarea que no es suya, le presten su fuerza para un uso al cual no está destinada"

Estas fueron:
1.- Derecho a la libertad de palabra;
2.- Derecho a la libertad de cultos;
3.- Derecho a vivir libres de miseria;
4.- Derecho a vivir libres de temor;

Este fue el mundo prometido por Roosevelt.

Es otro el mundo que desean el Presidente Truman y los también Presidentes Trujillo, Moriñigo, González Videla.

En Chile no hay libertad de palabra, no se vive libre de temor. Centenares de hombres que luchan por que nuestra patria viva libre de miseria son perseguidos, maltratados, ofendidos y condenados.

En este 6 de enero de 1948, siete años justos después de aquella declaración rooseveltiana, soy perseguido por continuar fiel a las altas aspiraciones humanas y he debido sentarme por primera vez ante un tribunal por haber denunciado a la América la violación indigna de esas libertades en el último sitio del mundo en que yo hubiera deseado ocurriera: Chile.

Esta acusación de que se me hace objeto es historia antigua. No hay país, no hay época en que mi caso no tenga ilustres y conocidos antecedentes. ¿Se deberá ello a que en los países se repiten periódicamente los fenómenos de traición y antipatriotismo? No lo creo. Los nombres de los que fueron acusados livianamente son nombres que hoy día todo el mundo respeta; fueron, una vez pasadas la persecución y la perfidia, incluso dirigentes máximos de sus países y sus compatriotas confiaron en su honradez y en su inteligencia para dirigir el destino de sus patrias y ellos llevaron siempre como un timbre de honor, el máximo timbre de honor, la persecución que fueron objeto.

No, la causa debe ser otra. Ella fue estudiada y expuesta en forma lúcida por Guizor, historiador francés monarquista, Ministro de Luis Felipe de Orléans. He aquí lo que dice en su obra De las conspiraciones y la justicia política, página 166:

Es curioso verse motejado de antipatriótico por haber hecho lo mismo que hicieron en el extranjero los que nos dieron independencia y echaron las bases de lo que debiera haber sido siempre una nación libre y democrática.

“¿Qué hará el Gobierno que ve agitarse bajo su mano la sociedad mal administrada? Inhábil para gobernarla, intentará castigarla. El Gobierno no ha sabido realizar sus funciones, emplear sus fuerzas. Entonces, pedirá que otros poderes cumplan una tarea que no es suya, le presten su fuerza para un uso al cual no está destinada. Y como el poder judicial se halla vinculado a la sociedad mucho más íntimamente que cualquier otro, como todo desemboca o puede desembocar en juicios, tal poder tendrá que salir de su esfera legítima para ejercerse en aquélla en que el Gobierno no ha podido bastarse a sí mismo.

En todos aquellos lugares en que la política ha sido falsa, incapaz y mala, se ha requerido a la justicia para que actuara en su lugar, para que se comportara, según motivos procedentes de la esfera del Gobierno y no de las leyes, para que abandonara finalmente su sublime sede y descendiera hasta la palestra de los partidos. ¿En qué se convertiría el despotismo si no gobernara absolutamente a la sociedad, si sólo tolerara alguna resistencia? ¿Adónde iría a parar si no hiciera tolerar su política a los tribunales y nos los tomara como instrumentos? Si no reina en todas partes, no estará seguro en parte alguna. Es por naturaleza tan débil que el menor ataque lo hace peligrar. La presencia del más pequeño derecho lo perturba y amenaza” .

He aquí expuesta por un francés de la primera mitad del siglo pasado la exacta situación del gobierno chileno en el año 1948. He aquí explicado por qué se ha pedido mi desafuero y se me injuria, aprovechando la censura de sur a norte del país por periodistas bien o mal pagados.

Al acusarme de haber herido el prestigio de mi patria por haber publicado en el extranjero la verdad que en mi patria un régimen de facultades extraordinarias y de censura no me permite hacer saber, no se infiere una injuria a mí sino a los más grandes hombres de la humanidad y a los Padres de la Patria. Es curioso verse motejado de antipatriótico por haber hecho lo mismo que hicieron en el extranjero los que nos dieron independencia y echaron las bases de lo que debiera haber sido siempre una nación libre y democrática. Al tachárseme de traidor y antipatriota, ¿no se me dirige acaso la misma acusación que los Osorio, los San Bruno, los Marcó del Pont dirigían contra O’Higgins, contra los Carrera, contra todos los chilenos expatriados en Mendoza o en Buenos Aires, que, después de haber luchado en Rancagua, combatían con la pluma a los invasores que más tarde iban a vencer con espada?

La misma acusación que en mi contra se mueve fue hecha por el Gobierno tiránico de Juan Manuel de Rosas, que se llamaba a sí mismo Ilustre Restaurador de las Leyes. También el tirano pidió al Gobierno de Chile la extradición de Sarmiento para ser juzgado por traición y falta de patriotismo. Tengo a mano un párrafo de la altiva carta que Sarmiento dirigió en esa ocasión al Presidente de Chile. Dice así:

“La conspiración por la palabra, por la prensa, por estudio de las necesidades de nuestro pueblo; la conspiración por el ejemplo y persuasión; la conspiración por los principios y las ideas difundido por la prensa y la enseñanza; esta nueva conspiración será. Excelentísimo Señor, de mi parte, eterna constante, infatigable, de todos los instantes, mientras una gota de sangre bulla en mis venas, mientras un sentimiento moral viva en mi conciencia, mientras la libertad de pensar y de emitir el pensamiento exista en algún ángulo de la tierra” .

Podría ser cuento de nunca acabar el citar todos los hombres libres que se vieron obligados a enjuiciar los regímenes tiránicos que sojuzgaban su patria y contra quienes se movió la acusación de traición y antipatriotismo.

Por su parte Juan Bautista Alberdi, también exiliado en nuestra patria, escribía:

“No más tiranos ni tiranías, argentina o extranjera, toda tiranía es infernal y sacrílega: ¿Si el argentino es tirano y tiene ideas retardatarias? Muera el argentino. ¿Si el extranjero es liberal y tiene ideas progresistas? Viva el extranjero” .

Rosas no logró tener en sus manos a Sarmiento ni a Alberdi y, una vez caído el tirano, Sarmiento fue Presidente de su patria.

Podría ser cuento de nunca acabar el citar todos los hombres libres que se vieron obligados a enjuiciar los regímenes tiránicos que sojuzgaban su patria y contra quienes se movió la acusación de traición y antipatriotismo. Victor Hugo, implacable fustigador de Napoleón III desde su destierro de Guernesey; Victor Hugo, el poeta inmenso y el patriota abnegado, fue también acusado de traición por parte de Napoleón, el Pequeño, y sus secuaces, que preparaban para Francia la humillación y la derrota de Sedan.

En Chile, 1868, la propia Corte Suprema y su Presidente, don Manuel Montt, fueron acusados, por razones políticas, ante el Parlamento. La acusación, aceptada por la Cámara de Diputados, no prosperó en el Senado. De esa acusación el jurista señor Larraín Zañartu dice lo siguiente: “Se trata de procesar a un hombre para conseguir la ruina de su partido, de socavar un sólido edificio para aprovechar sus cimientos, de destruir la Constitución para ejercitar una estéril venganza personal” . Las últimas palabras del señor Larraín Zañartu parece que hubieran sido escritas en previsión de lo que ahora sucede.

¿Cómo deberían calificar los que a mí me injurian y procesan, a los apristas peruanos que desde Argentina, Chile y todo el continente revelaron los crímenes de los gobiernos de los señores Leguía, Sánchez Cerro y Benavides? Si fueran lógicos, deberían tratarlos como a mí de traidores, pero en su país no piensan lo mismo, y a uno de ellos lo han designado Vicepresidente del Senado. En cambio, sí que pensaron lo mismo los dictadores atacados.

Y ¿qué decir de Venezuela? El dicterio de traidor que se me aplica fue aplicado con igual razón por Juan Vicente Gómez, Juan Bisonte, contra aquellos que lo combatieron. Y nuevamente nos encontramos con que el pueblo de allá acaba de ungir Presidente electo a uno de ellos, Rómulo Gallegos, amigo mío personal y que sufrió en su tiempo la persecución que ahora sufro. De estos hechos se desprende una lección: los ejemplos de Argentina, de Perú, de Venezuela, de Chile mismo indican que, tarde o temprano, la justicia se abre paso y la justicia impera. Los hombres que fueron expatriados en tiempos del Gobierno del General Ibañez y desde el extranjero lo combatieron con la palabra y la acción y que fueron denigrados como traidores, fueron después dirigentes estimados en su tierra. Uno de ellos, reelegido Presidente de la República, es ahora Presidente de esta Alta Corporación y, seguramente, se indignaría si alguien sostuviera que, al combatir en el extranjero un régimen que él consideraba tiránico, cometió un delito de lesa patria.

¿Cómo deberían calificar los que a mí me injurian y procesan, a los apristas peruanos que desde Argentina, Chile y todo el continente revelaron los crímenes de los gobiernos de los señores Leguía, Sánchez Cerro y Benavides? Si fueran lógicos, deberían tratarlos como a mí de traidores, pero en su país no piensan lo mismo, y a uno de ellos lo han designado Vicepresidente del Senado. En cambio, sí que pensaron lo mismo los dictadores atacados.

Siempre, tarde o temprano, triunfa la buena causa.

Este hecho indiscutido, esta sensación que hace que el perseguido sienta aun en los momentos del tormento la infinita superioridad que lo distingue de su perseguidor; esa sensación de estar luchando por la buena causa que hizo exclamar a Giordano Bruno al ser condenado a la hoguera: “Estoy más tranquilo en este banquillo que Uds. – y señaló a los jueces eclesiásticos – que me condenáis a muerte” ; esa convicción en una justicia que separa la buena de la mala fe y la causa justa de la injusta, fue expresada por nuestro compatriota Francisco Bilbao en forma magistral durante su proceso. Dijo así:

“Aquí dos nombres: el del acusador y el del acusado. Dos nombres enlazados por la fatalidad de la historia y que rodarán en la historia de mi patria. Entonces veremos, señor Fiscal, cuál de los dos cargará con la bendición de la posteridad. La filosofía también su código y este código es eterno. La filosofía os asigna el nombre de retrógrado. Y bien, innovador, he aquí lo que soy; retrógrado, he aquí los que sois” .

Dice José Victorino Lastarria a este respecto: “El vaticinio no podía dejar de cumplirse, pues los iracundos estallidos de odio de los servidores del antiguo régimen han labrado siempre la gloria futura de sus víctimas y han contribuído al triunfo de la verdad y de la libertad casi con más eficiencia que los esfuerzos de los que la sustentan” . La posteridad honra y glorifica al autor de la Sociabilidad chilena.

Sin embargo, Francisco Bilbao fue condenado bajo los cargos de inmoral, blasfemo, a ver su obra quemada por la mano de verdugo.

videla_y_truman.jpg

Gabriel González Videla y Harry S. Truman
Gabriel González Videla y el presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman hacia 1950. Fuente: Memoria Chilena.

No aspiro a méritos ni a recompensa. Pero tengo la certeza absoluta de que, tarde o temprano, más bien temprano que tarde, el inicuo proceso político a que he sido sometido será juzgado como merece y sus inspiradores y perpetradores recibirán el nombre que les corresponde. Pero nadie podrá remediar el daño que se ha causado al país al obligar a los tribunales a abandonar la tarea que les corresponde para librar al Gobierno del resultado de los desaciertos que ha cometido y que no sabe cómo remediar.

Voy a hacerme cargo de las observaciones que mi persona, mi obra y mi actitud en las presentes circunstancias han merecido al Honorable Senador don Miguel Cruchaga Tocornal en la sesión del 23 de diciembre del pasado año. El Honorable señor Cruchaga no es sólo un miembro distinguido de esta Alta Corporación, sino también un ilustre hijo de Chile; su labor de tratadista, de diplomático y de Canciller le han valido una destacada situación en el extranjero. Se cita su nombre como una autoridad indiscutible en materias internacional y se usan sus juicios como argumentos de gran valor y peso. En cuanto a su prestigio en el interior; es inútil que me refiera a él, ya que es de todos conocido. Me bastará recordar que el señor Cruchaga Tocornal, después de haber desempeñado con brillo las altas funciones de Canciller de la República, ocupó, en tiempos difíciles, la presidencia de esta Corporación.

Es por lo tanto, con cierta alarma que noto, en las observaciones que el Honorable Senador me dedicó, falta de claridad no sólo en los juicios, sino también en las bases estrictamente jurídicas de sus argumentaciones, y sentiría que su limpio prestigio de jurista, que jamás debió ser empañado, sufriera los ataques de quién menos se podría esperar: de él mismo, que habría entrado en franca contradicción no sólo con la generosidad y la equidad que debería merecerle un compatriota y colega suyo, no sólo con los principios cristianos que lo obligarían a estudiar, analizar y profundizar un asunto antes de pronunciar sobre su prójimo un juicio de esos que la Biblia llama temerarios; no sólo con la serenidad e imparcialidad que deben presidir la actuación de todo jurisconsulto para no caer en afirmaciones aventuradas, sino, lo que es gravísimo, con lo que él ha sostenido en su tratado universalmente conocido; en una palabra, que se convirtiera, de la noche a la mañana, en el detractor e impugnador de su propia obra, sobre la que descansa su fama de internacionalista.

No aspiro a méritos ni a recompensa. Pero tengo la certeza absoluta de que, tarde o temprano, más bien temprano que tarde, el inicuo proceso político a que he sido sometido será juzgado como merece y sus inspiradores y perpetradores recibirán el nombre que les corresponde.

Pido perdón al Honorable señor Cruchaga y a esta Alta Corporación por estas dudas irreverentes pero, en verdad, no atino a explicar dentro de las normas universalmente conocidas de Derecho Público la grave afirmación en mi contra, emitida por el Honorable señor Cruchaga, cuando dice así: “El Senado ha tenido el triste privilegio de presenciar uno de los hechos más insólitos ocurridos en la historia de Chile. Producido un conflicto diplomático entre la República y un Gobierno extranjero, un miembro de esta Corporación no ha trepidado en volverse contra su propia patria atacando al Ejecutivo y convirtiéndose en ardiente defensor no de Chile, sino justamente de dicho Gobierno extranjero” .

No deseo, por el momento, referirme a la parte personal, apasionada y subjetiva de la frase que he citado. El desagrado que ella pueda causarme, sobre todo por ser aventurada e injusta, es superado por la sensación de malestar que me produce el pensar la cara de asombro y de incredulidad que habrán puesto los admiradores chilenos y extranjeros del señor Cruchaga Tocornal y que aún debe dominarlos.

No es posible - deben pensar - que el sereno y circunspecto tratadista haya abandonado el escrupuloso uso del vocabulario técnico-jurídico para caer en una confusión tan arbitraria y populachera de términos que tiene cada cual un significado preciso; y todo, ¿para qué? Para llegar a una conclusión que no honra a un tratadista [...].

Tras una hora de discurso, la sesión del 6 de enero de 1948 quedó suspendida por 25 minutos. Neruda retomó sus palabras cuando el reloj marcaba las 18:25 e inició uno de los momentos más históricos de su alocución y que posteriormente harían que su intervención fuera titulada como 'Yo acuso'.

"Yo acuso". Discurso parlamentario de Neruda "El partido pone en mis manos la bandera de la unidad". El primer discurso del candidato presidencial
« YO ACUSO » DISCURSO PARLAMENTARIO DE NERUDA
Parte del discurso del 6 de enero de 1948 pronunciado por Pablo Neruda. Fuente: El Siglo, 2004.

[...] Siempre será poco sostener que, en la última jornada presidencial, el pueblo de Chile votó por un programa y no por un caudillo, votó por principios y no banderas manchadas por el tráfico electoral, votó por la soberanía de la patria y la independencia económica y no por la subyugación y la entrega al imperialismo extranjero.

Los que me acusan por hacer saber a nuestros hermanos de América nuestras vicisitudes, sin pedir auxilio, afirmando que las resolveremos nosotros mismos, no tienen, sin embargo, una palabra de condenación por nuestra entrega total a los Estados Unidos, ven como transitan oficiales del Ejército de los Estados Unidos con uniforme y toleran la intromisión diplomática, comercial y hasta el control de salubridad. ¿Cómo explicar tanta escrupulosidad por un lado y tanta manga ancha por el otro? ¿Cómo explicar tanta alharaca en mi contra y tanto desinterés frente a acusaciones probadas, como es la entrega del mapa fotogramétrico de nuestra costa al Estado Mayor norteamericano? En estos mismos momentos, una misión norteamericana está levantando ese mapa en el territorio de Aysén. El Honorable Senador don Eleodoro Enrique Guzmán y yo hemos pedido antecedentes de este asunto en sesiones pasadas. Ellos no han sido enviados.

Estoy orgulloso de que esta persecución quiera concretarse sobre mi cabeza. Estoy orgulloso, porque el pueblo que sufre y lucha tiene así una perspectiva abierta para ver quiénes se han mantenido leales hacia sus deberes públicos y quiénes los han traicionado.

Yo acuso al Excelentísimo señor González Videla de ser el culpable de estos procedimientos deshonrosos para nuestra democracia.

Yo acuso al señor González Videla de tomar medidas contra la libertad de opinión, como el caso de mi proceso de desatuero, y de tratar de acallar por medio de la censura más brutal, con medidas policiales y financieras, los periódicos El Siglo, El Popular y otros seis más, que fueron órganos oficiales de su candidatura y el fruto de muchos años de lucha del pueblo chileno.

Cuando comenzaron las persecuciones y exoneraciones en masa de los obreros del salitre, las compañías tenían preparadas sus listas de acuerdo con el plan de represión que ya conocían.

Hay una mujer detenida en Pisagua por haber iniciado en el año 1941 una huelga de cocinas apagadas. Este acto magnífico de esa mujer para exigir mejores artículos alimenticios en las pulperías ha sido el único acto político de su vida. Sucedió en 1941. Ahora está en Pisagua.

Yo acuso al señor González Videla de tomar medidas contra la libertad de opinión, como el caso de mi proceso de desatuero, y de tratar de acallar por medio de la censura más brutal, con medidas policiales y financieras, los periódicos El Siglo, El Popular y otros seis más, que fueron órganos oficiales de su candidatura y el fruto de muchos años de lucha del pueblo chileno.

Yo acuso al Presidente de la República de falta de fe en su país, lo acuso de solicitar y soñar con empréstitos extranjeros, con la quimera del oro, a costa de recibir el país las peores humillaciones, en vez de formular una política grande, digna y amplia, que dé trabajo a los obreros chilenos y empresas a los industriales de nuestro país. Es de la profundidad de la patria de donde se sacan los recursos. Chile no quiere ser un país mendigo.

Debe conocer el Honorable Senado qué respeto merecen a las autoridades las residencias de los senadores. Anoche.se intentó incendiar mi casa. El fuego alcanzó a destruir parte de la puerta de entrada. Como mi teléfono ha sido inutilizado a propósito por la Compañía, no me pude comunicar con la policía, lo cual, por lo demás hubiera sido inútil.

Mi casa ha sido construida con grandes dificultades y lo único doloroso sería ver quemadas las colecciones de libros antiguos y de arte y de historia natural que tengo destinadas, desde hace tiempo, a los museos de mi país.

Es fácil ver la huella de este ultraje. Viene de la misma cueva de donde salieron las criminales persecuciones a Julieta Campusano, de donde salieron los que se robaron y destruyeron papeles y máquinas de escribir en el Comité de Defensa de las Libertades Públicas.

He sido acusado de calumniar y de injuriar al Presidente de la República.

He hecho el juicio político e histórico de un político que se sentó a mi lado en esta Corporación, que fue elegido por los mismos votos que a mí me eligieron. Cuando salió de este recinto para llegar a la Presidencia, el país conoció el esfuerzo de mi partido para darle una victoria que trajese libertad, honor y progreso a nuestra patria:

Rechazo y rechazaré estos cargos hasta el final de mi vida.

He hecho el juicio político e histórico de un político que se sentó a mi lado en esta Corporación, que fue elegido por los mismos votos que a mí me eligieron. Cuando salió de este recinto para llegar a la Presidencia, el país conoció el esfuerzo de mi partido para darle una victoria que trajese libertad, honor y progreso a nuestra patria:

Si quisiera injuriar al Presidente de la República, lo haría dentro de mi obra literaria. Pero, si obligado a tratar su caso en el vasto “Canto General de Chile", que escribo actualmente cantando la tierra y los episodios de nuestra patria, lo haré también con la honradez y la pureza que he puesto en mi actuación política.

El Presidente de la República en su escrito, que no quiero calificar, pretende que mi carta íntima es la obra satánica del Partido Comunista y que se ha escogido a una persona políticamente inocua para firmarla. Ml inocuidad política se probó cuando dirigí su campaña de propaganda presidencial.

Asumo la responsabilidad de mis palabras, pero no hay duda de que la claridad y la verdad con que han sido dichas contienen el espíritu militante del grande, del heroico partido de Recabarren.

A todos los comunistas de Chile, a las mujeres y a los hombres maltratados, hostilizados y perseguidos, saludo y digo: Nuestro partido es inmortal. Nació con los sufrimientos del pueblo y estos ataques no hacen sino enaltecerlo y multiplicarlo.

Ayer en la noche escuché la sentencia de la Corte de Apelaciones que ha dado una triste victoria el Ejecutivo al conceder mi desafuero. Se ha presionado a la Justicia, llegando hasta a darle minuciosas instrucciones desde las columnas mercantiles de El Mercurio y de toda la prensa y radio mercenarias.

A mí no me desafuera nadie, sino el pueblo.

Ya iré, cuando pasen estos momentos de oprobio para nuestra patria, a la pampa salitrera y les diré a los hombres y mujeres que han visto tanta explotación, tantos martirios y tantas traiciones:

El Presidente de la República en su escrito, que no quiero calificar, pretende que mi carta íntima es la obra satánica del Partido Comunista y que se ha escogido a una persona políticamente inocua para firmarla. Ml inocuidad política se probó cuando dirigí su campaña de propaganda presidencial.

Aquí estoy, prometí ser leal a vuestra vida dolorosa, prometí defenderlos con mi inteligencia y con mi vida si esto fuera necesario. Decidme si he cumplido y dadme o quitadme el único fuero que necesito para vivir honradamente, el de vuestra confianza, el de vuestra esperanza y el de vuestro amor.

Y cantaré con ellos otra vez bajo el sol de la pampa, bajo el sol de Recabarren, nuestro Himno Nacional, porque sólo sus palabras y la lucha del pueblo podrán borrar las ignominias de este tiempo.

Dulce Patria recibe los votos con que Chile en tus aras juró. O la tumba serás de los libres o el asilo contra la opresión.

Semanas después del discurso, Neruda iniciaría su primer intento fallido por salir de Chile el 27 de enero de 1948 con dirección hacia Argentina. El segundo, fue el 2 de febrero del mismo año, un día antes que la Corte Suprema de Justicia aprobara su desafuero y dos días después que se decretara la orden de detención para procesarlo por injurias en contra del presidente. Neruda, viviría en la clandestinidad hasta marzo de 1949, cambiando constantemente de domicilio para no ser descubierto.


SUR LE MÊME SUJET :