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mercredi 16 novembre 2022

PROLIFERAN PARTIDOS QUE COMPITEN POR EL CENTRO POLÍTICO

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DE BRUNSWICK MONMMIST, 1525 
 
Nuevo escenario partidista  / Proliferan partidos que compiten por el centro político en intento por ser la ‘bisagra’ post plebiscito / El triunfo del Rechazo hizo subir los bonos de quienes se muestran equidistantes entre la derecha y el oficialismo. El problema es que muchos se les ocurrió lo mismo y no caben todos, por lo que la DC, el PDG, Amarillos y Demócratas deberán definir quién prevalece. [ Partidos bisagra  /  Muchos son los llamados y pocos los escogidos ]

por Lun Lee (desde Valparaíso)

ALBERTO UNDURRAGA, XIMENA RINCÓN,
CRISTIÁN WARNKEN Y FRANCO PARISI.

El escenario político actual está fragmentado, lo que ha dificultado conseguir acuerdos, consensos y mayorías. Lo anterior, agudizado por un panorama post plebiscitario que implicó un rebaraje a fondo de las fuerzas y las figuras políticas, las que -hasta el momento- todavía parecen estar en un constante flujo y a merced de lo que suceda día a día.

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En ese contexto, y con las fuerzas del oficialismo en la práctica empatadas con las de la derecha (Chile Vamos más Republicanos) y empantanadas las discusiones, son muchos los actores que están buscando irrumpir en la mitad, al percatarse que hay influencia y poder siendo la 'bisagra' del sistema en el Congreso, que es donde hoy se toman todas las decisiones relevantes.

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El espacio es atractivo, pero difícil de ocupar. Los partidos que ´naturalmente' pudieron ser reconocidos como ‘bisagra’ -el Partido de la Gente (PDG) y la Democracia Cristiana (DC)- por su apertura a pactar con la derecha y el oficialismo- acabaron seriamente fragmentados, en especial luego de la votación por la Presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados que consagró en la testera a Vlado Mirosevic (PL, oficialista), en reemplazo de la caída Karol Cariola (PC), quien se convirtió en la presa preferida tanto del PDG como de la DC.

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El espacio es atractivo, pero difícil de ocupar. Los partidos que ´naturalmente' pudieron ser reconocidos como ‘bisagra’ -el Partido de la Gente (PDG) y la Democracia Cristiana (DC)- por su apertura a pactar con la derecha y el oficialismo- acabaron seriamente fragmentados, en especial luego de la votación por la Presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados.

Aunque las tensiones venían de antes, el episodio reciente evidenció que la interna de los partidos llamados a inclinar la balanza legislativa no estaban coordinados en su interior y -peor aún- no existían las confianzas necesarias ni los liderazgos maduros como para resolver sus diferencias y sacar provecho del carácter de árbitros de la política chilena que pudieron alcanzar.

Fue tal el descalabro que ambos conglomerados perdieron parlamentarios dentro de sus bancadas tras la victoria de Mirosevic.

GUTENBERG MARTÍNEZ, JOSÉ DE GREGORIO,
MARIANA AYLWIN, CRISTIÁN WARNKEN

AMARILLOS POR CHILE

Y el asunto no acaba ahí. En las semanas posteriores al plebiscito el centro político se convirtió en un espacio superpoblado. A estos partidos mencionados que naturalmente actuaron com 'bisagras', se suman los partidos en formación Amarillos por Chile y Partido Demócrata, dos fuerzas políticas nacidas de la opción Rechazo que en su génesis buscaban representar al electorado de centro izquierda, que -sin identificarse con la derecha-, estaba dipuesto a rechazar la nueva Constitución el pasado 4 de septiembre, y que -según dicen- quedó 'huérfano' en el sistema político.

Sin estar constituidos, y sin haber ganado elecciones parlamentarias, estos nuevos partidos ya tienen congresistas. Se trata de los senadores ex decé Ximena Roncón y Matías Walker (Demócratas) y del diputado Andrés Jouannet, ex decé, que se pasó a Amarillos, partido liderado por Cristián Warnken.

Aunque son pocos, sus votos pueden resultar claves en el terreno legislativo, en especial con Demócratas en el Senado, pero la situación se vuelve mucho más compleja si se considera que en algún momento llegará el escenario electoral, sea para la elección de convencionales, sin fecha, o para las próximas municipales y de gobernadores de 2024, momento en que las alianzas van más allá de los acuerdos legislativos y pasan al mucho más competitivo campo electoral, que es donde se define quién es quién.

En términos prácticos eso se va a expresar en cuánta representación de la DC -y algo del PS- lograrán fagocitar Demócratas y Amarillos, y si el PDG es capaz de consolidar un electorado novedoso, capaz de disputar la centro derecha a RN, en particular a la facción de Mario Desbordes.

Hablan los congresistas

INTERFERENCIA conversó con distintos parlamentarios sobre dónde consideran que actualmente está el centro político en el panorama nacional. "Buena pregunta", es una de las respuestas más generalizadas que ha recibido esta redacción.

El senador Matías Walker (ex DC y ahora Demócrata) señaló que el Partido Demócrata -en trámite- lo ubica en el centro junto con la DC, y el también partido en formación, Amarillos. Sobre las políticas de alianzas, señala que podrían acercarse a la centro izquierda y a Amarillos, donde desembarcaron varias figuras ex falangistas. Respecto al PDG indica que la ausencia de una ‘doctrina’ dificulta posicionarlo dentro de este ecosistema.

Por su parte, el senador Daniel Núñez (PC), considera que “el centro se está redefiniendo”. Asimismo, sostiene que a su juicio los partidos pueden dividirse entre quienes están por acabar con el sistema neoliberal -independiente de la gradualidad con que quieran los cambios- y quienes desean mantenerlo. En ese sentido, indica que los partidos de centro al acercarse a la derecha podrían acabar siendo "absorbidos" mientras que en la izquierda "pueden encontrar una institucionalidad".

El senador Daniel Núñez (PC), considera que “el centro se está redefiniendo”, asimismo, sostiene que a su juicio los partidos pueden dividirse entre quienes están por acabar con el sistema neoliberal -independiente de la gradualidad con que quieran los cambios- y quienes desean mantenerlo.

Respecto a las futuras alianzas que pueda formar el Partido Comunista, Núñez explica que "hay pasos tácticos y estratégicos" y que según las circunstancias no hay problemas en lograr acuerdos con partidos de centro ni de Chile Vamos, sobre todo, frente al crecimiento de figuras e ideas de la extrema derecha. Respecto a los partidos que posiciona en el centro, para Núñez hay claridad sobre qué espera en cuanto a la DC, pero respecto a Demócratas y Amarillos los nota más cercanos a una centro derecha. Al PDG lo define como un ‘populismo neoliberal’, pero no descarta en un futuro seguir manteniendo relaciones con dicha tienda, de hecho, hay proyectos donde el PC y el PDG han coincidido.

Un parlamentario del Partido Socialista (PS), que prefirió hablar fuera de micrófono, sostiene que el ejercicio debe implicar una diferencia entre el "centro ideológico y el centro simbólico", pues -argumenta- un partido puede estar en el centro simbólico, pero alejado de las ideas más ideológicas del centro. En esa lógica, esta figura política cita la candidatura presidencial de Joaquín Lavín (UDI) en el año 1999 como un buen ejemplo de esto, pues sostiene que el ex alcalde de Las Condes logró disputarle a Ricardo Lagos (PPD) un centro simbólico sin moverse de su partido, la UDI.

No obstante, este socialista coincide con los otros parlamentarios con que la DC ocupa el centro y que la llegada de Amarillos junto con Demócratas pasaría a ser parte de dicho espacio. Respecto al PDG los ubica en la derecha, e incluso con algunas ideas de extrema derecha, como las consignas en contra de la Organización de Naciones Unidas (ONU). También agrega que el PDG cayó en una especie de "crisis de legitimidad. Vas a buscar algún acuerdo y te responden que tienen que hacer una encuesta online...", dice.

Por otro lado, el diputado Andrés Jouannet, al asumir la vicepresidencia de Amarillos, escribió que: "Con mucha alegría y esperanza asumo la vicepresidencia de Amarillos por Chile, movimiento que hoy dio el primer paso para convertirse en un partido político de centro".

Alianzas, en números

Ahora, en el papel, la Cámara de Diputadas y Diputados está conformada por 155 representantes. El oficialismo -Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático- suma 68 votos, la oposición -Chile Vamos y Republicanos-, 65. Los otros partidos -DC, PDG, Amarillos e independientes-, que sin ser parte del gobierno tampoco se posicionan como oposición, suman 22 escaños.

Es decir, en términos de quórum, la mayoría simple -con todos los asistentes en Sala- es de 78 votos, por lo tanto, ni oficialismo ni oposición son capaces de llegar a tal número sin sentarse a conversar con sectores más afines.

Por ejemplo, el oficialismo necesita al menos 10 votos para las iniciativas que requieran mayoría simple, los que pueden salir de la Democracia Cristiana (7 escaños), el Partido de la Gente (8 escaños) y Amarillos por Chile (un escaño). De hecho, en la votación que definió a Vlado Mirosevic como presidente de la Cámara, el diputado liberal capturó 3 votos de la bancada PDG, 4 de la bancada DC y un voto -el único- de Amarillos, del diputado Andrés Jouannet.

Un parlamentario del Partido Socialista, que prefirió hablar fuera de micrófono, sostiene que el ejercicio debe implicar una diferencia entre el ‘centro ideológico y el centro simbólico’, pues argumenta que un partido puede estar en el centro simbólico, pero alejado de las ideas más ideológicas del centro.

En ese sentido, parlamentarios oficialistas que han conversado con INTERFERENCIA no ven con malos ojos lograr acuerdos con el PDG, porque identifican en sus filas a los diputados ‘más de izquierda’, pese a que ven al partido como una tienda de derecha, un fenómeno que también identifican en otras bancadas.

En el caso del Senado, el juego político es un poco más fino. Esta corporación del Congreso está compuesta por 50 representantes. Entre ellos, 19 corresponden al oficialismo y 25 a la oposición. El resto, seis senadores, se encuentran distribuidos entre la Democracia Cristiana (3), el nuevo Partido Demócrata (2) y un independiente (Karim Bianchi, también identificado con el centro).

En este caso, para alcanzar la mayoría simple en el Senado la oposición solo necesitaría un voto, mientras que el oficialismo siete. Es decir, la alianza de Gobierno tendría que captar todos los votos DC, Demócratas y el de Bianchi, más uno de la oposición, para lograr una mayoría simple.

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En ese entendido, dentro del Senado es decisivo para el Gobierno abrirse hacia el centro para no solo capitalizar los votos de esos sectores, sino también, para evitar que sean capturados por la oposición, la que se encuentra en una posición ampliamente ventajosa dada su victoria en el plebiscito.

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