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CHILE: SONGS FOR THE RESISTANCE
Ciudad de México/Bogotá/Santiago, 19 agosto 2022. (EFE).- «Hasta que la dignidad se haga costumbre», el mantra de la nueva vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, hermana a países latinoamericanos como México, donde mujeres indígenas popularizaron la frase en el movimiento de derechos humanos, y Chile, donde se originó en canciones de resistencia en la dictadura.
PATRICIO MANNS |
«Vamos de la resistencia al poder hasta que la dignidad se haga costumbre», solía decir Márquez en sus mítines frente a miles de personas antes de asumir como vicepresidenta hace dos semanas, el 7 de agosto.
Lo de Francia Márquez no son solo palabras. Es un mantra. Porque su vida es ejemplo de que nunca se ha cansado de trabajar para que la dignidad sea costumbre.
Márquez, quien fue madre soltera con 16 años y ha trabajado en la mina o limpiando casas para sacar adelante a su familia, procede de un hogar muy humilde de un pueblo negro del Cauca, de esos que conocen las amenazas, extorsiones y la violencia de grupos armados.
Aunque lo que la hizo ponerse en pide fue ir contra el Estado y sus intenciones de desviar un río que nutría a su pueblo para beneficio empresarial.
SU PODER EN MÉXICO
Pero la contundente frase "hasta que la dignidad se haga costumbre" se popularizó años atrás en México, en 2017, pronunciada por la maestra indígena Estela Hernández en un acto de disculpa pública en el que el entonces procurador general, Raúl Cervantes, reconoció la inocencia de su madre, Jacinta Francisco.
Jacinta es una de tres mujeres indígenas, junto con Alberta Alcántara y Teresa González, que fueron acusadas falsamente y encarceladas durante más de tres años por un secuestro a seis policías en 2006, en un proceso lleno de irregularidades.
En entrevista con Efe, Estela afirmó que es « una de las frases que más me resuenan para ese momento de la disculpa pública ».
« En mi sentir, en mi pensamiento, en esa exigencia de respeto hacia los derechos humanos, es la que escogí como ideal para concientizar a las personas de que es urgente hacer acciones en pro de la vida », explicó.
Y la lucha continúa, pues los pueblos indígenas de México, en concreto Santiago Mexquititlán, de donde es originaria Estela y su madre Jacinta, es donde se centra su lucha: por el agua, por la tierra, por la paz, por la libre expresión.
ROLANDO ALARCON Y PATRICIO MANNS |
Por eso ante la pregunta de si la frase todavía sigue vigente y es necesaria, Estela respondió: "Por supuesto, en todos los ámbitos. Me parece que hay una violación sistemática en cuanto a derechos humanos de indígenas, pero también casos de periodistas, de estudiantes o de luchadores sociales".
« Me da alegría que en otros rincones lo hayan hecho suyo para dignificar la vida de mucha gente. Me da mucho gusto, mucha satisfacción que en el mundo haya personas que no son visibilizadas (y ahora) lo hayan hecho suyo y ver que se integra en el discurso en otros países donde sí hay avances significativos », sentenció.
SU ORIGEN EN CHILE
Sin embargo, el origen de la frase se remonta a la dictadura de Chile en los 70.
El 13 de diciembre de 1973, en plena ola de represión contra los movimientos de oposición, unidades de carabineros apoyados por agentes de la nueva Policía secreta (DINA) de la recién inaugurada dictadura militar del general Augusto Pinochet arrestaron a Bautista van Schouwen, uno de los fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile.
Según diversas crónicas, ese fue el último día que se le vio con vida; en el muro de los represaliados de Villa Grimaldi, uno de los cuarteles donde la DINA torturó y mató, su nombre aparece arriba, en la esquina izquierda, como el segundo internado en ese templo del horror.
Unos meses después, cuando aún se desconocían los detalles de su trágico destino, el cantautor y escritor chileno Patricio Manns creó el grupo Karaxú junto a otros exiliados en Francia y publicó un álbum «Canciones de la resistencia popular chilena ».
Titulado « Cuando la dignidad se hace costumbre », el tema estaba dedicado a la memoria de Van Schouwen -y otros miembros del MIR-, quien según las crónicas de la época murió « con la cabeza alta y sin delatar a ninguno de los suyos".
46 años después, aquel grito regresó a Chile en boca de miles de personas que se echaron a las calles para exigir igualdad, justicia social y esa misma dignidad en un « estallido social".
Un rugido salido de las entrañas del sistema neoliberal que articula Chile, pero también un aldabonazo al recuerdo para no olvidar lo que supuso la dictadura de Pinochet, una de las más represivas y duras de América Latina. EFE iem-ia-jm/ppc/rrt/vh
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