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Último estudio del organismo indica que, en el actual contexto de crisis inflacionaria mundial, el quintil más rico en Chile recibió cerca del 28% de las transferencias de dinero del Estado, mientras que el más pobre sólo el 18%.
Hacer frente a la crisis del coste de la vida: Ayudas a la renta de las personas y sus familias es el último informe, de diciembre de 2022, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En el documento se analizaron las ayudas estatales entregadas por países miembros de la entidad en un contexto que la OCDE señala como de “recesiones desencadenadas por la crisis financiera mundial y la pandemia del Covid-19”, además de la crisis energética derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Al respecto, el informe augura que la crisis inflacionaria mundial se mantendrá "por encima del 6% en la mitad de los países de la OCDE hasta 2023”. Por esto se señala que las ayudas estatales han sido y serán imprescindibles para ayudar a los más pobres.
Chile figura como el octavo de los 36 países miembros de la OCDE en que el Estado ha ayudado más a los más ricos que a los pobres durante la crisis inflacionaria. El Estado chileno ha destinado cerca de un 28% de sus transferencias al quintil más rico de la población, mientras que el quintil más pobre recibe apenas un 18% estimado de estas ayudas.
En esta línea, la organización plantea que “a medida que prosiguen los esfuerzos para contener la inflación, las ayudas públicas han sido fundamentales para aliviar la caída del nivel de vida que conlleva. Como parte de las estrategias para repartir las cargas del aumento del coste de la vida entre los hogares, los empresarios y el gobierno, las transferencias directas también pueden frenar las presiones al alza sobre los salarios”.
Sin embargo, estas políticas de ayuda no han logrado dar en el clavo para que lleguen a quienes más las necesitan, siendo uno de los problemas elegir entre la selectividad con aportes directos al ingreso para los más pobres o la generalización, con aportes, subvenciones estatales y baja de impuestos para todos, incluídos quienes tienen rentas más altas.
Analizando las prestaciones sociales, el informe de la OCDE apunta directamente a aquellos países en que debido a problemas de focalización en sus ayudas han terminado por beneficiar a los grupos de renta más alta, en desmedro de los de renta más baja.
Según la OCDE, “en los países situados hacia la derecha del gráfico, los grupos de renta más alta son los principales beneficiarios de las prestaciones sociales. En parte, esto puede deberse a que las prestaciones no se basan en las necesidades sino, por ejemplo, en el historial de ingresos”.
Así, Chile figura como el octavo de los 36 países miembros de la OCDE en que el Estado ha ayudado más a los más ricos que a los pobres durante esta crisis mundial. Ahora bien, sólo cuatro países presentan una brecha mayor entre lo que reciben los más ricos versus lo que recibe el quintil más bajo.
En el gráfico presentado en el informe se detecta que el Estado chileno ha destinado cerca de un 28% de sus transferencias al quintil más rico de la población, mientras que el quintil más pobre recibe apenas un 18% estimado de estas ayudas.
Según la OCDE, “en los países situados hacia la derecha del gráfico, los grupos de renta más alta son los principales beneficiarios de las prestaciones sociales. En parte, esto puede deberse a que las prestaciones no se basan en las necesidades sino, por ejemplo, en el historial de ingresos. Además, también existen importantes lagunas de protección social para los más pobres”.
Al respecto, la organización llama a revisar la focalización de estos programas “y si las ayudas a las personas sin ingresos o con ingresos muy bajos están suficientemente desarrolladas y son accesibles”.
En contraste quedan aquellos países situados a la izquierda del gráfico, en los que los grupos de menor renta reciben más ayuda estatal que los más ricos. “Cuando las transferencias están bien orientadas, ajustarlas periódicamente a la inflación puede ayudar mucho a los hogares a llegar a fin de mes cuando suben los precios”, argumenta la OCDE.
En este sentido, el informe presenta algunos ejemplos en que la focalización de las ayudas ha sido en beneficio de los más pobres. “Por ejemplo, Finlandia aumentó los derechos por hijos a una serie de prestaciones sociales y propuso un aumento general (+3,5%) de una serie de transferencias, incluidas las pensiones, los subsidios de desempleo y las ayudas a los estudiantes. Austria, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia y Japón establecieron pagos únicos o aumentos temporales de las prestaciones para los beneficiarios de subsidios de desempleo, renta mínima o prestaciones por hijos”, afirma el documento.
Y añade otras medidas focalizadas: “Canadá aumentó las prestaciones para las familias trabajadoras con bajos ingresos, mientras que Irlanda añadió un pago único para los beneficiarios de prestaciones en el trabajo. Canadá, Finlandia y Noruega complementaron temporalmente las ayudas en metálico a la vivienda, y la República Checa simplificó el proceso de solicitud de ayudas a la vivienda”.
El problema de focalización en la crisis energética
Otro punto importante de análisis en el informe de la OCDE es la ayuda estatal para paliar la crisis energética, que golpeó particularmente a Europa debido a su dependencia del gas natural ruso, mientras ese país se halla en guerra con Ucrania.
El documento afirma que “de hecho, la mayoría de las medidas de apoyo a los precios no sólo no han sido selectivas, sino que han sido potencialmente regresivas, con mayores beneficios para los grupos de renta alta, que consumen más”.
Según el informe, “en la práctica, y hasta la fecha, las ayudas discrecionales concedidas para contrarrestar la subida de los precios de la energía no han estado bien orientadas, sobre todo si se tienen en cuenta las ayudas totales concedidas en los distintos países (ver gráfico 2)”.
Sobre estos datos, la OCDE asegura que, al igual que con las ayudas generales, la focalización en grupos con menores ingresos resulta más útil que la subvención a los precios generalizada. Apoyándose en datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el informe afirma que “cuando muchos países aplican subvenciones a los precios de la energía al mismo tiempo, esto tiende a hacer subir los precios y beneficiar a los exportadores de energía, en lugar de a los hogares”.
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Respecto a cifras, el cálculo estableció que, entre octubre de 2021 y diciembre de 2022, 32 países de la OCDE han destinado más de $140 mil millones de dólares en ayudas a los precios, es decir ayudas generales, mientras que en ayudas focalizadas se ha gastado poco menos de $120 mil millones.
El informe concluye que “las subvenciones generales a los precios (...) pueden exacerbar aún más la escasez de oferta que ha desencadenado o reforzado las presiones inflacionistas en primer lugar”.
De ahí que el informe afirme que “de hecho, la mayoría de las medidas de apoyo a los precios no sólo no han sido selectivas, sino que han sido potencialmente regresivas, con mayores beneficios para los grupos de renta alta, que consumen más”.
En esta línea, la OCDE concluye que “las subvenciones generales a los precios (...) distorsionan las señales de precios y pueden exacerbar aún más la escasez de oferta que ha desencadenado o reforzado las presiones inflacionistas en primer lugar”.
Y agrega que, si bien un primer momento las medidas de precios pueden ser de ayuda, su prolongación en el tiempo tiende a dañar los ingresos de los más pobres, por lo que deben “tener una duración limitada, y su retirada puede tener que ir acompañada de ayudas específicas a los ingresos” de aquellos grupos más pobres.